oaxaca
jueves, 7 de noviembre de 2013
Caracteristicas físicas de Oaxaca.
GeografíaMapa físico de Oaxaca, el nombre de las regiones del estado proviene de las características del relieveSe localiza en el sudoeste del territorio nacional. Al norte limita con los estados de Veracruz y Puebla, al sur con el océano Pacífico, al este con el estado de Chiapas y al oeste con Guerrero. El territorio del estado ocupa el quinto lugar en extensión a nivel nacional, mientras que en su densidad demográfica es baja, comparada con la media nacional. Su clima puede variar de manera drástica en sus regiones.
Clima
Oaxaca presenta gran variedad climática, así, en su territorio hay climas cálidos, semi-cálidos, templados, semi-fríos, semi-secos y secos
.Los climas cálidos en conjunto abarcan poco más de 50% de la superficie total de la entidad, se producen en las zonas de menor altitud (del nivel del mar a 1.000 m.), se caracterizan por sus temperaturas medias anuales que varían de 22 °C a 28 °C y su temperatura media del mes más frío es de 18 °C o más.
Mares, ríos, bahías, ensenadas o golfos que hay en oaxaca.
La Sierra de Oaxaca constituye de aguas de las principales corrientes: hacia la vertiente del Pacífico, el Atoyac que se convierte en el Río Verde al atravesar la Sierra Madre del Sur y el Nudo Mixteco, afluente del Balsas. Hacia la vertiente del Golfo, el Río Grande y el Salado que forman más adelante dos de las principales presas: la Miguel Alemán y Miguel de la Madrid, retienen las aguas de los principales afluentes del Papaloapan en el norte. De la sierra atravesada surgen los afluentes de Coatzacoalcos para desaguar en el Golfo de México y el Istmo de Tehuantepec y que desembocan en la Bahía de la Ventosa; aquí se encuentra la Presa Benito Juárez Litorales: A lo largo de 533 km playas extensas caracterizan la costa oaxaqueña, donde desembocan gran número de ríos cortos que descienden de la Sierra Madre del Sur y forman esteros y lagunas; playas naturales como Puerto Escondido, Puerto Ángel y Sacrificios, bahías como Huatulco, Santa Cruz, Tangolunda y el Golfo de Tehuantepec, donde se encuentra la Laguna del Marqués, importante productora de sal.Ríos: Tehuantepec, Grande, Mixteco, Salado, Los perros, Copalita, Verde, Colotepec, Ayutla, Tenango, Huamelula, Espíritu Santo, Ostuta, La Arena, Sarabia, El Corte, Petapa, Putla, Atoyac, Tequisistlán, Aguacatenango Jatepec, Puxmetacán Trinidad, Papaloapan, Cajonos, Cuanana, San Antonio, Tonto, Joquila, Calapa, Petlapa, Minas.
Oaxaca ciertamente es una ciudad llena de bendiciones. Favorecida con un clima parecido a una eterna primavera, favorecida con amigables residentes que se enorgullecen de su hermosa ciudad. Oaxaca está colmada con una atmósfera creativa y artística que sitúa a la ciudad muy aparte de cualquier otra ciudad en México. La calidad de vida en Oaxaca parece encontrarse a un nivel muy por encima de las otras ciudades del sur de México. Se dice que no has conocido México, hasta que has visitado Oaxaca
Mucha gente ni siquiera piensa en playas cuando escucha hablar de Oaxaca, pero las increíbles playas de la costa de Oaxaca, distantes a 100 millas, son unas de las más hermosas de México. Realmente es fácil combinar la experiencia cultural que ofrece Oaxaca con el panorama que ofrece el centro turístico de Huatulco o los asentamientos más tranquilos de Puerto Angel, Manzunte o Puerto Escondido.
Pasos del ciclo urbano del agua que cumple oaxaca.
Podemos rastrear ese cambio reciente de actitud social en los Valles Centrales de Oaxaca, de nuevo asociado a la generalización del agua entubada y el drenaje. Para los años ochenta ya se hablaba “de la ciudad sedienta” y “la ciudad sin agua” y empezó a insistirse en proyectos de trasvase de cuencas, en particular para traer agua de la cuenca del río Grande, en la Sierra Juárez, y del llamado Tajo de Nochixtlán. De esa misma época proviene la idea de traer agua de Paso Ancho, en la Sierra Sur. Todo esto no obstante que por esas fechas el agua potable disponible por habitante debía rondar los 300 litros diarios. El mito de la escasez ha estado desde entonces plenamente instalado y los tecnócratas, periódicamente, se encargan de alimentar con él sus sueños de nuevos megaproyectos de trasvases. Se soslayaba entonces, como ahora, que el problema principal no era tanto de falta de agua, sino de desperdicio e ineficiencia del servicio: casi la cuarta parte de las colonias carecían de agua potable y el suministro en donde sí la había era malo por dificultades de la red como diseño, falta de presión, fugas, escaso mantenimiento. Creo que es pertinente aquí atender la sugerencia de Iván Illich de observar a las instituciones modernas desde una perspectiva de siglos y ver cómo ha sido la relación entre el agua y la gente en los Valles Centrales a través de la historia.
Los detalles finos de este modelo en los Valles Centrales están aún por construirse, los estudios serios son escasos y están desperdigados, pero es muy importante mantener esta visión dinámica y de cuenca al momento de decidir sobre medidas técnicas y políticas en torno al agua. Podemos aquí adelantar una conclusión: es indispensable la elaboración concertada de un modelo hidrológico para los Valles Centrales. Tenemos que saber cuánta agua llueve, cuánta se evapora o se filtra, por dónde escurre, cuánto tiempo pasa en cada fase, etc.
Sólo con carácter ilustrativo queremos dar una idea, así sea muy tosca, de esto: en las cuencas altas de los ríos Atoyac y Salado que se muestran en la figura 1 llueve anualmente algo así como mil 600 millones de metros cúbicos, de los que casi la mitad se evaporan. Si repartiéramos lo que queda entre todos los habitantes, le tocaría a cada uno alrededor de cuatro mil litros diarios, 25 veces los requerimientos de agua de los que hablamos más arriba. De ningún modo queremos decir que es ésta la disponibilidad real de agua potable, pero si deja claro que la tan llevada y traída falta de agua es un asunto muy relativo. Lo que es patente es que las fuentes superficiales y subterráneas someras de agua están siendo sobreexplotadas, o puesto de otra manera: tenemos bastante agua en términos globales pero hemos abusado de la que hay en una parte específica de su ciclo, las aguas subterráneas de poca profundidad.
Con respecto al ciclo hidrológico también necesitamos conocer la rapidez del paso del agua por sus distintas fases, y sus cualidades. No es igual el agua de lluvia que la que sacamos de un pozo profundo; no es lo mismo el agua que corre rápidamente luego de un aguacero sobre la tierra desnuda que la que baja lentamente por una cañada cubierta de vegetación. Es decir, nos interesa la calidad tanto como la cantidad y nos referimos tanto a los aspectos físicos-químicos y bacteriológicos del agua como a lo que podemos llamar su calidad ecológica.
Podemos rastrear ese cambio reciente de actitud social en los Valles Centrales de Oaxaca, de nuevo asociado a la generalización del agua entubada y el drenaje. Para los años ochenta ya se hablaba “de la ciudad sedienta” y “la ciudad sin agua” y empezó a insistirse en proyectos de trasvase de cuencas, en particular para traer agua de la cuenca del río Grande, en la Sierra Juárez, y del llamado Tajo de Nochixtlán. De esa misma época proviene la idea de traer agua de Paso Ancho, en la Sierra Sur. Todo esto no obstante que por esas fechas el agua potable disponible por habitante debía rondar los 300 litros diarios. El mito de la escasez ha estado desde entonces plenamente instalado y los tecnócratas, periódicamente, se encargan de alimentar con él sus sueños de nuevos megaproyectos de trasvases. Se soslayaba entonces, como ahora, que el problema principal no era tanto de falta de agua, sino de desperdicio e ineficiencia del servicio: casi la cuarta parte de las colonias carecían de agua potable y el suministro en donde sí la había era malo por dificultades de la red como diseño, falta de presión, fugas, escaso mantenimiento. Creo que es pertinente aquí atender la sugerencia de Iván Illich de observar a las instituciones modernas desde una perspectiva de siglos y ver cómo ha sido la relación entre el agua y la gente en los Valles Centrales a través de la historia.
Los detalles finos de este modelo en los Valles Centrales están aún por construirse, los estudios serios son escasos y están desperdigados, pero es muy importante mantener esta visión dinámica y de cuenca al momento de decidir sobre medidas técnicas y políticas en torno al agua. Podemos aquí adelantar una conclusión: es indispensable la elaboración concertada de un modelo hidrológico para los Valles Centrales. Tenemos que saber cuánta agua llueve, cuánta se evapora o se filtra, por dónde escurre, cuánto tiempo pasa en cada fase, etc.
Sólo con carácter ilustrativo queremos dar una idea, así sea muy tosca, de esto: en las cuencas altas de los ríos Atoyac y Salado que se muestran en la figura 1 llueve anualmente algo así como mil 600 millones de metros cúbicos, de los que casi la mitad se evaporan. Si repartiéramos lo que queda entre todos los habitantes, le tocaría a cada uno alrededor de cuatro mil litros diarios, 25 veces los requerimientos de agua de los que hablamos más arriba. De ningún modo queremos decir que es ésta la disponibilidad real de agua potable, pero si deja claro que la tan llevada y traída falta de agua es un asunto muy relativo. Lo que es patente es que las fuentes superficiales y subterráneas someras de agua están siendo sobreexplotadas, o puesto de otra manera: tenemos bastante agua en términos globales pero hemos abusado de la que hay en una parte específica de su ciclo, las aguas subterráneas de poca profundidad.
Con respecto al ciclo hidrológico también necesitamos conocer la rapidez del paso del agua por sus distintas fases, y sus cualidades. No es igual el agua de lluvia que la que sacamos de un pozo profundo; no es lo mismo el agua que corre rápidamente luego de un aguacero sobre la tierra desnuda que la que baja lentamente por una cañada cubierta de vegetación. Es decir, nos interesa la calidad tanto como la cantidad y nos referimos tanto a los aspectos físicos-químicos y bacteriológicos del agua como a lo que podemos llamar su calidad ecológica.
Oaxaca
El estado Libre y Soberano de Oaxaca fue creado por decreto del H. Congreso de la Unión, el tres de febrero de 1824.
Origen del Nombre
Su nombre provienen de la nahuatl Huaxyacac, que significa sobre la nariz o en la puntas de los guajes, y más libremente “En el punto superior o dominante del bosque de guajes o guajal”, aludiendo al guaje, leguminosa arbórea de semillas comestibles del género Leucaena (Leucaena esculenta), que abundó y aún existe ampliamente diseminada en la zona.
- Recursos que definieron y permitieron el establecimiento de Oaxaca
El 25 de noviembre de 1521, el conquistador español Francisco de Orozco y Tovar concentró sus fuerzas en Huaxyácac ("en la punta de los guajes", en náhuatl), paraje donde los mexicas habían establecido un puesto militar desde 1486.
En aquella ocasión el clérigo Juan Díaz ofició una misa, cuyo aniversario se celebró por muchos años como fecha de la fundación de la ciudad. Hacia principios de 1522 llegó a la zona Pedro de Alvarado para contribuir al sometimiento de los indígenas.Orozco y Alvarado iniciaron una villa española que llamaron Segura de la Frontera, que pronto se despobló porque los colonos decidieron volver a establecerse en Huaxyacac. Este primer grupo aumentó con la hueste de Pedro Almíndez Chirinos, hacia 1524. El alcalde de esta comunidad, Andrés de Monjarraz, solicitó al rey autorización para formalizar la puebla, lo cual aprobó Carlos V por cédula del 14 de septiembre de 1526, ordenamiento que se ejecutó hasta 1528. Así surgió la villa de Antequera de Oaxaca, cuya denominación combina aquel locativo andaluz con el antecedente prehispánico de la fundación.
Cuando el 6 de julio de 1529 Carlos V le concedió a Hernán Cortés el titulo de marqués del Valle de Oaxaca, excluyó de las posesiones asignadas a éste la ciudad hispanomexicana de Antequera. La traza de Oaxaca la hizo Alonso García Bravo, quien años antes había planificado la ciudad de México por órdenes de Cortés. El urbanista llegó a Antequera en 1529. Después de evaluar las condiciones generales del medio físico y de observar las características del terreno, decidió iniciar las labores en el área que podría quedar más convenientemente protegida de los vientos, o sea al sureste de la pequeña eminencia llamada Tanilaonaya o Laoni (“cerro de bellavista”, en zapoteca), más tarde conocida como Cerro del Fortín; y escogió en seguida un punto intermedio entre los dos ríos que cruzaban el valle, el Atoyac y el Jalatlaco, para ubicar la plaza, de planta cuadrada a partir de la cual definió dos ejes, uno de norte a sur y otro de oriente a poniente, aunque inclinado éste unos cuantos grados para compensar la iluminación y el asoleamiento que se presentan en la región debido a su latitud.
La plaza, al igual que en otras localidades mexicanas fundadas o repobladas por españoles, no fue únicamente la base de la composición urbana, sino el espacio de mayor significación: sede de los poderes, centro de reunión de la comunidad, indicador de los rumbos y elemento rector de las calles que de ella partían y de las manzanas que, al ritmo del crecimiento de la población fueron envolviendo. El trazo de García, que seguramente se hizo a cordel y bajo su supervisión, quizá no fue más allá de unas cuadras, pero ello fue suficiente para evitar las cabeceras y dejar establecido que las manzanas deberían ser, como la plaza, de planta cuadrada de 100 por 100 varas.
La división en predios y los futuros desarrollos de la ciudad quedaron definidos gracias también a esa sabia disposición. Sin embargo, la villa quedó rodeada por las tierras del Marquesado del Valle de Oaxaca. Esa situación provocó algunos conflictos, al fin resueltos cuando la reina Juana, de 1532, dotó a la población de una legua a la redonda, con destino a ejido, dehesas, estancias y huertas.
Con esa misma fecha, Carlos V le otorgó a la villa el título de ciudad. Poco más de 300 años después, el caserío de la capital ocupaba un área de 4.5 km² , según plano levantado en 1848 por órdenes del gobernador Benito Juárez.
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